jueves, 2 de octubre de 2008

PARA COMER HALLULLAS

- Comer hallullas no es lo mismo que coger antracitas ... dijo don Pantaleón Casimires ... Miró por encima de sus lentes a la concurrencia y continuó ... Es un viejo arte de tardes lluviosas. Les diré el secreto:
Los jóvenes y jóvenas sonrieron. Por fin lo sabrían. ¡Y de labios de don Pantaleón! Tres veces famoso por su estirpe, su estilo exquisito y su afán libidinoso manifiesto en cada uno de los escritos con que bombardeaba frecuentemente los cenáculos y las tertulias.

- No se saborean en cualquier merendero del camino, entre trasgos o perecederas pendencias continuó ... Por el contrario, es un arte culinario de casa, de intimidad, de rincón amable. Apoltronado en sillón de mimbre. Con el té humeante en la taza grande. Se elige la más redonda; la que esté suavemente quemada aquí y allá. La que cruje entre los labios de solo mirarla. Un cuchillo aleve separa las dos caras, para llegar al corazón humeante de la masa blanca, saturada de suaves mantecas. Y antes del enfriamiento se cubre con una capa de gentil mantequilla fresca, preparada en la mañana, cuando los gallos cantan y la granja se despereza. Un sorbo de té prepara mucosa, garganta y amígdalas. Entonces, la primera mordida, lenta, profunda, como una caricia en la carne del amasado. Se mastica cincuentaycuatroveces antes de permitir que el manjar atropelle garganta abajo.

La Adela, la Varinia, la Angela y la Rebeca hicieron muecas y mascullaron sus pesares. Los murmullos fueron in crescendo hasta que don Pantaleón, ya molesto, espetó:

- ¡Hola...! ¿Qué ocurre en el rincón?Las cuatro mujeres hicieron un breve silencio. Intercambiaron miradas y Rebeca, la de más galardones, dijo:

- Es nuestra forma de protestar don Panta.

- ¿Protestar?....¿Por qué?.... ¡Cuánto descaro!- Nuestras vaginas se han quedado yertas, inertes y secas. Vea usted: A mi me gusta sentirme penetrada. Sentir que mi cuerpo se llena con el furor ardiente de un cuerpo extraño. ¿Por qué no dejan que nuestra naturaleza se libere?

- Mmmm ... gruñó don Pantaleón ... No se me había ocurrido que se puedan comer hallullas con mantequilla al mismo tiempo de la penetración. Es algo incómodo... No sé dónde iban a quedar las migas y los pequeños trozos de corteza del pan dorado... ... Pero nada es imposible. Habrá que hacer la prueba.

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